El Che me inspiró (IV)

Por Lázaro David Najarro Pujol/Fotos arcivo y autor

Camagüey, Cuba.-La historia del movimiento de inventores en la ciudad de Camagüey se inicia en los primeros meses de 1962. También desde el oriente y el occidente del país arriban a la tierra del Mayor General Ignacio Agramonte cientos de obreros, técnicos y especialistas para contribuir a la industrialización de la urbe y la construcción de confortables repartos. Por ello la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe está vinculado a otros territorios.

Para contar esta historia es obligado hacer referencia a un hombre que aportó su inteligencia y cuantiosas horas de su descanso al movimiento innovador: Rolando Rodríguez Galván.

“En el año 1962 se inició como innovador. Posteriormente, desde San Germán, Holguín, viaja a La Habana a un encuentro con Ernesto (Che) Guevara de la Serna, a la sazón Ministro de Industria y Lázaro Peña, quien era secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Allí  fue convocado el movimiento obrero a incursionar por el maravilloso movimiento de las inventivas.

“Recuerdo que el Che Guevara nos exhortó a construir nuestra propia maquinaria. Y así fue, comenzamos a dar soluciones y a diseñar diversos equipos. Particularmente me di a la tarea de fundir los metales y las bielas de los motores MW, hasta que fue sustituido por el Maz-200, éste último de procedencia del Campo Socialista.

«El Che me inspiró y me hice innovador. Mis principales inventos los ejecuté en la ciudad de Camagüey”.

El Comandante Ernesto Che Guevara devino creador del movimiento de inventores y en reiteradas ocasiones visitó la ciudad para estimular su industrialización.

El Guerrillero Heroico recorrió la fábrica de Tejas Infinitas. Allí, un innovador, el obrero Juan Reyes Viamontes fue testigo del memorable encuentro, quien afirmó que las orientaciones  del Che fueron decisivas para el posterior desarrollo de aquella rudimentaria entidad.

Siempre fue inspirador del desarrollo. La máquina que se montó en la fabrica en 1964, se montó por sus indicaciones y la perspectiva de aumentar la calidad y la producción.

En aquella primera visita a fábrica de Tejas Infinitas de Camagüey el Che intercambio con un grupo de obreros, entre otros con Juan Reyes Viamontes.

”Se interesó por el proceso de secado del cartón, la calidad de la materia prima que estábamos usando y las posibilidades que teníamos de aumentar la producción.

“Después en una segunda oportunidad conversé con el Che – en una ceremonia de entrega de premios en el Ministerio de Industrias—en relación con varios aspectos del desarrollo de la empresa”.

La propia existencia de la fábrica está vinculada a la vida de Juan Reyes, un hombre sencillo que dedicó más de cuarenta años de su vida a la solución de problemas tecnológicos en la  planta de Tejas Infinitas de Camagüey.

“Cuando llegué, la planta era privada. Iba a empezar a funcionar. Yo comencé  trabajar el mismo día de su puesta en marcha, el 27 de julio de 1959. La industria se ha ido modernizando. En aquel tiempo el cartón que se producía había que secarlo al sol. Se fabricaban solo 4 ó 5 mil tejas diarias.

“Se montó una máquina de elaborar cartón mediante el proceso de secado  y se aumentó la producción. Hoy se alcanzan hasta 12 mil unidades diarias.[1] Casi hemos triplicado la producción de la otrora empresa privada”.

El mecánico de mantenimiento Juan Reyes Viamontes desempeño un papel protagónico en las grandes inversiones de la fábrica de Tejas Infinitas de Camagüey, una industria que posee, mayoritariamente, una maquinaria que data del año 1885 y adquirida en Falls, en el Estado de Nueva York.

Ya en 1964 [2] Ernesto Che Guevara, se había reunido en el entonces colegio Teresiano, hoy escuela “José  Luis Tasende” de la ciudad de Camagüey, donde enfatizó en la necesidad de abaratar las producciones.

Entrada Teatro “José Luis Tasende”; Foto Lázaro David Najarro P.

Entrada Teatro “José Luis Tasende”; Foto Lázaro David Najarro P.

“El problema fundamental es que nosotros entramos en una etapa completamente diferente en la vida económica del país, y por esto en la vida institucional del país, hasta ahora, nosotros hemos funcionado con presupuesto –por lo menos en el Ministerio de Industria—ha estado funcionando con presupuesto-programas, es decir, un cálculo más o menos elemental de las necesidades del año futuro, de las materias primas fundamentales y un cálculo de las producciones.

“Ahora una de las premisas fundamentales para el éxito del sistema socialista es abaratar la producción, aumentar la productividad de los trabajadores, de tal manera que la producción aumente, que se cree un excedente , excedente que va a ser dedicado a nuevas fábricas, para la construcción de un aparato industrial cada vez más perfecto, en el caso nuestro las industrias, lo mismo en el caso de la agricultura o de otro sector de la producción que puede ser el transporte, por ejemplo.

“Hay que pensar entonces en que cada acto en la fábrica debe estar regido por una ideal central, la idea del ahorro de la energía, humana y el ahorro de la materia prima para hacer más productiva la fábrica. Es decir, que la producción de aquí en adelante tiene que hacerse en base a estos elementos y no simplemente a un aumento del esfuerzo retribuido, es decir, el aumento del número de obreros en el mismo lugar, la dilapidación d la matera prima en esa producción seria de tal manera que se cumpla el plan de producción, uno de los planes que se sabe constituyen la base de todos los planes de desarrollo industrial, sin embargo no se cumple el plan de costo…”

Ernesto Che Guevara encendió la llama que ha iluminado durante más de cuarenta años al movimiento de innovadores y racionalizadores en la ciudad de Camagüey.

Ernesto Che Guevara, se había reunido en el entonces colegio Teresiano, hoy escuela “José Luis Tasende”

Ernesto Che Guevara, se había reunido en el entonces colegio Teresiano, hoy escuela “José Luis Tasende”

NOTAS:

[1] Se refiere a la producción de la fábrica de Tejas Infinitas del año 2000.

[2] Discurso pronunciando por Ernesto Che Guevara el 14 de octubre de 1961 y publicado en el Boletín Las Clavellinas 2/1987

Memorias de hombres de ciencia que forjan futuro


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