Mártires de Pino Tres:José Oquendo Díaz

José Oquendo  Díaz“Tres días después de brindar por su cumpleaños cuarenta y uno, mi padre, José Oquendo Díaz (nació el 7 de marzo de 1911), se declaró abiertamente en contra del  general Fulgencio Batista que acababa de dar el golpe de estado. Las ideas progresistas del viejo venian desde Morón, antes de su incorporación al Partido Socialista Popular.

“Por sus ideas revolucionarias, desde el Machadato, tuvo que abandonar su pueblo natal, tuvo  que abandonar a Ceballos, en Ciego de Ávila.

“Mi papá estuvo en Oriente en el año 37. En el 38  se traslada para la costa sur, pero siempre ligado   con los Comunistas o Socialistas. Era miembro del Partido Socialista Popular.

Había trabajado como cortador de caña, labrador,  motorista, carretero y enganchador en el basculador del central Santa Marta, en Santa Cruz del Sur.

Se puso muy contento cuando los Asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y  «Carlos Manuel de Céspedes», de Bayamo. No perdió tiempo. Se movilizó y contacó con los grupos progresistas en Camagüey y Ciego de Ávila.

“Lo mismo ocurrió al salir los moncadistas del  Presidio Modelo. A papá lo nombraron jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio en Santa Marta. Empezamos a luchar en el Movimiento 26 de Julio.  En el mes de junio de ese año 58 hizo contacto con la primera guerrilla que entró en el sur de la provincia de Camagüey. Era Comandada por Roberto Reyes, el baracoense.

La integraban también Julita Guevara, la bayamesa y otros compañeros. Mi papá sirvió de práctico, junto con Orestes Gallardo.

“Lamentablemente a Roberto Reyes lo mataron en «San Cirilo», pero mi viejo continuó la lucha bajo el mando de Enrique de la Guardia, en las zonas de Macareño y Santa Marta. Participó en  varias acciones. Ellos quemaron un ómnibus y unos carros en la carretera. La Guardia Rural se presentó y se formó el tiroteo. La guerrilla  acampó a orillas del río Najasa, cerca del Puente de Hierro.

“Mi padre desarrollaba sus actividades clandestinamente y ni en nuestra propia casa se sabía de que el viejo formaba parte de la guerrilla, lo que le permitía operar abiertamente en Santa Marta. Era mucho el movimiento del viejo y los guardias comenzaron a sospechar de mi padre y de nosotros: de mi hermano y de mí. Pero Enrique de la Guardia, como yo era un muchachito no quería admitirme, tampoco a mi hermano. Lo escuché cuando le dijo a mi padre.

“—José, no puede ser. No pueden estar aquí, no te das cuenta que son unos vejigos. No quiero muchachos en la guerrilla.

“Pero el viejo le explicó:

“—Mira Enrique, yo respondo por los muchachos. Ellos son buenos. Para que me los maten allá es mejor que estén aquí conmigo. Que mueran peleando. Estos dos vejigos, como usted dice, están bien entrenaos’ y están fogeaos’ en la  lucha. Han participado en algunas acciones.

“Enrique de la Guardia entonces nos admitió.

“El 5 de agosto, perdimos a Jorge, en el Asalto al Tren de Santa Cruz del Sur. Esa misión me correspondía a mí, pero salimos mi papá y yo a buscar una mochila que contenía medicinas. Ese día llovió mucho. Llegué de regreso cuando el tren había pasado. Fue un gran golpe para el viejo y para mí

“La guerrilla continuó sus operaciones. Se dividió  en dos grupos: uno marchó hacia Las Villas y el segundo se quedó en el sur de la provincia de Camagüey. En ese segundo grupo estábamos nosotros. Enrique de la Guardia, había desaparecido en una de las misiones a la capital de la provincia, entonces Caserita asumió el mando, pero tuvo que viajar a la ciudad. Pasaron los cinco días establecidos y tampoco regresó.

“Mi papá se quedó al frente del grupo. Decidimos  regresar para los manglares, para los montes que estaban detrás del central Santa Marta. “Nos establecimos en la zona y se nos incorporaron tres compañeros de los alrededores del ingenio.

“El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a través de unos enlaces, envió la orden de reconcentrar las guerrillas del sur y el norte de Camagüey, con el objetivo de desarrollar la Ofensiva Final. Mi papá tras recibir la comunicación de los dos enlaces se dirigió a la tropa:

“—En marcha, que Fidel nos manda a buscar.  Vamos para la Sierra Maestra.

“Arrancamos para Oriente. No pudimos  ejecutar las acciones que él viejo, José Oquendo  Díaz había planificado: asaltar un jeep de la guardia rural, ajusticiar a dos chivatos, dar candela y cumplir las orientaciones dadas: combatir”.



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