La Tumba Francesa de Bejuco: Patrimonio Cultural de la Humanidad

Por Lázaro D. Najarro Pujol

Holguín, Cuba.- Como genuinos protagonistas de tradiciones afro-franco-haitiana, el grupo danzarío-musical La Tumba Francesa, en la comunidad cubana de Bejuco, Holguín, en 2008 fue inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Afirman los musicólogos que esa manifestación, lo más autóctono de esa región montañosa, “nació del seno de la dotación de esclavos del colono francés José Eugenio Revé Founsamné y la población francesa de familia”.

De igual forma tiene su génesis en las dos primeras décadas del siglo XIX en la dotación de esclavos que se asentó en la finca La Dolorita, en el barrio rural de La Catalina.

Sustentan que La Tumba Francesa (en voz Conga significa «Fiesta ruidosa con tambores»), tiene un tronco común musical en ciertos cantos y bailes del Congo y Dahoney deslumbrados por la cultura francesa del siglo XVIII.       “En ella se fusiona música de África Occidental con los bailes franceses de salón del siglo XVIII”.

Además, la música de esta fiesta es ejecutada por una orquesta o grupo musical de instrumentos de percusión.

La tradición la han conservado (de forma espontánea), desde mediado del XIX y como danza y fiesta popular tradicional también se asienta en la zona con la llegada a Cuba de los colonos franceses en el contexto de la Revolución de esclavos en Haití.

Según la historiográfica los colonos se refugiaron fundamentalmente, en la zona  montañosa de la región oriental de Cuba, donde fomentaron el cultivo del café.

Las canciones más añejas evocan a la Guerra de Independencia de Cuba, la mujer, o exaltan y dan gracias a un amigo. Sus integrantes son verdaderos guardianes de los valores culturales de generaciones que le antecedieron.

Las tumbas son dos; principalmente ejecutadas por hombres. La de timbre más grave se denomina Primiere (la más grande y da vida a la música), mientras que la de timbre agudo es la Malmierca; fabricadas ambas de  cuero de chivo sobre la boca de un tronco hueco de cedro.

SINCRETISMO CULTURAL

Según el realizador argentina Sebastián Arias los bailes de tumba francesa dan cuenta del sincretismo cultural entre franceses y africanos en la época colonial en el Oriente de Cuba.

Los africanos, abundó el coordinador del programa de la Unesco La voz de los sin voz,  acompañaban el toque de las tumbas danzando a la manera de sus amos franceses. Los bailes llamados masón y yuba son dos danzas inspiradas en los minués y las contradanzas de la aristocracia francesa de los siglos XVIII.

Precisa que el fronté es el baile de tumba francesa que quizás más le debe a África, por la creatividad y espontaneidad en la improvisación corporal.

Un bailador solista, prosigue, desafía a un percusionista con el fin de que uno con sus pasos y el otro con sus toques hace perder de ritmo a su oponente.

Argumentan que las bailadoras van amarrando pañuelos en los brazos y las piernas del solista como signo de aprobación. En la danza siempre gana el bailarín, y el baile termina cuando este pone su pie encima de la tumba y la hace callar.

Considera que los toques de tambor, cantos y bailes de la Tumba Francesa se originaron en el sincretismo cultural de estos colones franceses y sus esclavos africanos.

Cuentan los protagonistas, que los vestidos de las mujeres y los trajes de los hombres en la etapa colonial eran obsequiados por los amos de los esclavos, estos últimos los aprovechaban para los bailes de tumba francesa.

La Tumba Francesa de Bejuco, es uno de los tres grupos de esa manifestación que aún existe en la mayor isla de las Antillas.

Los estudiosos afirman que la de Bejuco tiene la particularidad de que es la única que se conserva en el ámbito rural de los cafetales cubanos.

Los habitantes de esta región del Oriente de Cuba se dedican al cultivo de café, frijoles, arroz, frutas y hortalizas. En su tiempo libre organizan los bailes y fiestas para de esa forma mantener la tradición de sus predecesores.

A este grupo músico-danzario  el programa de la Unesco La voz de los sin voz,  le dedicó el audiovisual: La Tumba Francesa de Bejuco.

Sebastián Arias, expuso a Prensa Latina que el objetivo del proyecto La voz de los sin voz es promover, aprender y convivir con los verdaderos actores, comprender su cultura a partir de las experiencias y raíces de las comunidades.

A Bejuco,  Sagua de Tánamo, a más de 800 kilómetros al este de La Habana,  se arriba por un camino de difícil acceso y tras vencer unos 17 pasos de río, pero de un paisaje dominado por la Palma Real, las plantaciones cafetaleras y diversas especies de árboles de madera preciosa, como el Cedro y la Caoba.



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