Encuentro de Poetas en Camagüey ¿Cómo le íbamos a fallar? (+Fotos)
Publicado: enero 25, 2021 Archivado en: Cuba, Cubanos por el mundo, Culturales, De Cuba y el Mundo, Fragmentos de libros, La isla y el mar, Publicaciones Deja un comentarioPor Lázaro D. Najarro Pujol/Fotos revista Signo y autor
Camagüey, Cuba.-Notables escritores de Cuba acudieron a la ciudad de Camagüey del 14 al 16 de octubre de 1969, para rendirle homenaje a Rolando Escardó, quien organizaba en la ciudad de los Tinajones, el Primer Encuentro Nacional de Poetas, génesis de lo que es hoy la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), pero la muerte interrumpió sus sueños, reseña hoy el portal nacional de la vanguardia artística de la isla.
El joven revolucionario, andaba también recogiendo dinero, entre los poetas, para comprarle y donarle un avión a la Fuerza Aérea Revolucionaria. «Él lo llamaba el Avión de la Poesía», afirmó René Batista Moreno.
Alfredo Moráguez Escardó, primo de Rolando en testimonió que el día 15 de octubre se encontraban en La Habana dispuestos a viajar a Camagüey.
«El día 16 por la madrugada partimos rumbo a Camagüey; pero teníamos que llegar a la ciudad de Matanzas para ver a la poetisa Carilda Oliver Labra, y a Cienfuegos, Las Villas, para ver a un poeta al que él llamaba Zeus, dos personas a las que quería mucho y que, decía, no podían faltarle.
«Llegamos a casa de Carilda. Al llegar Rolando la besó a ella y a su madre, y les dijo:
«–¡Qué alegre estoy, qué alegría más grande siento, hoy va a pasar algo grande!
«Con nosotros venía Elisa, su novia, sobrina de Antonio Núñez Jiménez.
«Luego de estar allí como cerca de una hora, nos fuimos. Al llegar al kilómetro 24 de la carretera central, entre Limonar y Coliseo el jeep donde viajábamos se impactó contra un automóvil.
«Un soldado que venía conmigo en el asiento de atrás, y que habíamos recogido minutos antes, se partió las dos piernas. Elisa, al igual que yo sufrió lesiones leves. Rolando salió fuera del jeep y se golpeó la cabeza con el contén de la carretera.
«Fui a recoger a Rolando, traté de incorporarlo, pero estaba muerto. Paramos un ómnibus y lo llevamos al hospital.
«Carilda se apareció allí, no sé cómo se enteró, y le dijo a los médicos que Rolando estaba vivo, que tenía el cuerpo caliente. Los médicos le respondieron que hacía rato había muerto…»
Para hacer realidad el sueño de Escardó, se desarrolla en Camagüey el Primer Encuentro Nacional de Poetas.
René Batista Moreno, describe el acontecimiento:[1] «Feijóo fue anunciado y subió al escenario. Se sentó, sacó unas cuartillas del bolsillo de su guayabera, y sin saludar al público comenzó a leer:
«Varias veces anduve con el animoso Escardó, un ser claro, en niñez, un bondadoso, un fiel de la poesía, de la miseria y el compañerismo. Jamás, en todo el tiempo, le oí condenación alguna contra ningún poeta, un desprecio, una bajeza contra nadie. Era, pues, un poeta sano, cuya amistad alegraba y ganaba.
«¡Llanto terrible cuando esperábamos su llegada y sólo vino el telegrama anunciándonos su muerte en accidente! Infinito amigo Escardó, lo que nos ha faltado contigo no podrá ser llenado. ¡Qué afortunado fuimos de haberte conocido, por lo que ganamos de fe en los hombres al encontrarte, hombre animoso, superior innumerable!
«¡Qué pérdida la de un gran inocente, la del genio de la inocencia en nuestra patria!»[2]
Describe Moreno que en la noche del 16 de octubre de 1969 en el teatro Tasende de Camagüey, todos se pusieron de pie. «Esa noche Feijóo era Zeus nuevamente, había crecido a la altura del Dios, y crecido también en poesía y sentimiento».
Rolando Escardó volvía a andar con sus «zapatos de retorno»[3], y sus «pies de ida y vuelta» las «calles empedradas» de la ciudad de las «iglesias torrenciales», de plazas y plazoletas coloniales y «de sangres, gritos de otro tiempo».
Notas:
[1] Batista Moreno, René. Feijóo era Zeus. Revista Dignos No. 46. 2001. Pág. 143.
[2] Batista Moreno, René. Feijóo era Zeus. Revista Dignos No. 46. 2001. Pág. 144.
[3] Las palabras entrecomillas en este párrafo corresponde al poema ELEGÍA CAMAGÜEYANA de Nicolás Guillén..