“Isla en mi cuerpo” en Camagüey: entre canciones y poesía (+Fotos)

Texto y fotos Lázaro David Najarro Pujol

Camagüey, Cuba, 25 sep.- El proyecto de canciones, poesía o debates literarios y de cultura en general «Isla en mi cuerpo», una iniciativa del trovador Antonio Batista, de la filial camagüeyana de música de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), se ha convertido en un espacio que irradia también lo más representativo y mejor de la cancionística cubana.

En el último encuentro de «Isla en mi cuerpo», se invitó a la poetisa de Ciego de Ávila radicada en la Ciudad de los Tinajones, Luisa Fernanda Alejo Fernández, quien adelantó algunos poemas de su libro en preparación «Conmigo misma hablando».

La tertulia fue conducida en esta ocasión por la escritora Martha Núñez, quien refirió que Luisa dedicó gran parte de su vida al periodismo, al igual que a la enseñanza de la especialidad en diversas universidades de México, aunque «coqueteaba con la poesía y la literatura»

Antonio Batista, guitarra en manos, interpretó algunas de sus composiciones musicales que son un canto al amor, a la mujer, a la ciudad de Camagüey… El trovador logró una perfecta armonía con la prosa y los nuevos sueños de la poetisa «bordados con puntadas de hormigas…»

 

Alejo Fernández, también autora del libro Ancestrario (otra anécdota de vida bien contada), publicado en Bogota, Colombia, en 2018, manifestó que su nueva obra es un reflejo de su vida personal, la nostalgia de su tierra y por los amigos que ahora no están.

Deleitó con su poema ¿ANTÍPODAS?

 ¿Dónde está el canto?

¿Dónde la palabra?

¿Dónde mi trino sabanero de ternura y rebeldía?

¡Ay, que me ríe el verso!

¡Ay, que me llora el alma!

Confesó igualmente su amor por La Habana, esa Ciudad Maravilla del Mundo, por la que caminó con sus errores y virtudes. Afirma en su Decreto: Hoy seré feliz/mío es este parque/la armonía del viento/Cada árbol.

En el poemario Conmigo misma hablando develado por primera vez en público en la librería Antonio Suárez, de la ciudad de Camagüey, la poetisa confiesa:

Las traviesas ignoran el apuro de los pasos

y los pocos rieles dejaron de escurrir el amanecer

solo una malvenida quejumbrosa

Sin los rugidos opios del pito ancestral

ni el humo caliente acaballando la tarde

un mundo quieto, callado, sin llegadas ni partidas.

Nadie espera a nadie.

En el poema PERMANENCIA, Luisa evoca a su madre:

Mi madre me delata

ante el espejo del amanecer

se despejan las dos rayas mínimas del sueño

El orden se resiste a cabalgar el cabello

y una sombra buelona tiñe el rostro luna llena de mayo.

la añoranza conspira

el tiempo siembra sus motivos de

calles, atajos, avenidas

¿Cuál es, madre, el camino?

El reloj arruga cada minuto

pero el gesto es eterno: ¡No me rindo!

La periodista, poeta y guionista Luisa Fernanda Alejo Fernández rindió homenaje poético a los escritores desaparecidos físicamente Rodolfo Torres con su pomarrosa desflorada/ huella indeleble de sus hermanos en la guerra; Enrique Cirules, resucitando a Meyer Lansky/ Biblia de la mafia letra a letra y a Raúl Doblado, quien «aprieta con ahínco el fusil de la dicha, falla el último disparo…»

 



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