Una Isla Mágica
Publicado: enero 1, 2018 | Autor: Lázaro David Najarro Pujol | Archivado en: Cuba, Cubanos por el mundo, Culturales, De Cuba y el Mundo, La isla y el mar, Las primeras villas cubanas, Publicaciones | Tags: Baracoa, Bayamo, Camagüey, Caribe, Ciego de Ávila, Cienfuegos, Cuba, Guantánamo, Hilguín, La Habana, Las Tunas, Matanzas, Pinar del Río, Remedios-, Sancti Spíritus, Santa Clara, Santiago de Cuba, Trnidad |Deja un comentarioPor Lázaro David Najarro Pujol
Parto del estribillo de Eduardo «Saborit: [1] «Conozca a Cuba primero y al extranjero después», para iniciar la gira a través de las ocho primeras villas fundadas por los españoles en la Perla de las Antillas, no solo con el propósito de conocer la isla, sino, también, para experimentar la belleza, con sus características identitarias, en trazos que a la vez dan una panorámica de las diferencias entre sí, y la unidad sentimental de sus poblaciones con el resto de la nación; villas donde están las raíces de los primeros núcleos poblacionales erigidos en época de la conquista y colonización.
Hay que aclarar que Cuba, con una población actual de 11 millones 163 mil 934 habitantes ―según datos preliminares del Censo de Población y Vivienda 2012―, no fue específicamente descubierta por los españoles, afirmación imprecisa o coja para caracterizar el hecho histórico que evidencia el encuentro entre dos culturas, la europea y la de los aborígenes que poblaban el largo y estrecho archipiélago.
A la llegada de los peninsulares existían en la mayor de las Antillas tres complejos culturales de los grupos Taíno, Guanahatabey y Siboney.
- Los taínos, más adelantados, se distinguían en la alfarería y erigieron un pueblo principalmente agrícola, asentado en toda la isla desde Oriente hasta Occidente.
- Los guanahatabeyes, habitantes de las costas del occidente, sobresalían por el empleo de la concha para la confección de sus utensilios y se dedicaban a la pesca y a la agricultura.
- Los siboneyes se caracterizaron por una cultura intermedia.
El Almirante Cristóbal Colón tocó tierras cubanas el 27 de octubre de 1492 y la bautizó con el nombre de Juana, en honor al primogénito de los Reyes Católicos. Fue en su primer viaje cuando desembarcó por el Oriente, y en el segundo recorrió la costa meridional avanzando mucho hacia el Occidente. Colón se fue a la tumba creyendo que Cuba no era una isla sino que formaba parte del continente.
Correspondió a Sebastián Ocampo confirmar que tal hipótesis era errada, tras realizar el primer bojeo completo de la isla en 1509. No obstante, desde 1498 se creía que era una ínsula como resultado de un viaje no difundido, atribuido a Alonso de Ojeda o a Vicente Yañez Pinzón, acompañado por Juan de la Cosa. Pero fue el recorrido de Sebastián Ocampo el que despejó las dudas acerca de la insularidad de Cuba.
A partir de los «descubrimientos» de Sebastián Ocampo, en 1510 se inició la colonización con la expedición de Diego Velázquez ―primer gobernador de Cuba hasta su muerte en 1524―. A este conquistador se debe la fundación de la villa de Baracoa en 1511. Venciendo la limitada resistencia de los indígenas del interior del país, se erigieron las villas de Bayamo, Trinidad, Sancti Spíritus, y posteriormente las villas de Puerto Príncipe (hoy Camagüey), Santiago de Cuba ―convertida en la primera capital por Diego Velázquez―, San Cristóbal de La Habana y San Juan de Los Remedios.
Por su historia, valores arquitectónicos, naturaleza y cultura, el archipiélago se encuentra entre los principales destinos turísticos del Caribe, y se habla con propiedad de un modelo sostenible acorde con el medio ambiente. La Perla de las Antillas ha sido distinguida por Naciones Unidas al poseer reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales, parques nacionales y áreas vírgenes protegidas.
Por sus características geográficas, la radiación solar que se recibe y las particularidades de la circulación atmosférica, en Cuba es predominante un clima cálido tropical, temporalmente húmedo y con influencia marítima.
Este texto pretende lograr la participación del lector en un fascinante recorrido por los cuatro archipiélagos de una isla clasificada como de las mejores del mundo, de acuerdo con los resultados del Premio del Lector Viajero 2010, por la excelencia de la oferta gastronómica, los servicios de alojamiento, la relación calidad-precio, las atracciones y entretenimientos, la hospitalidad de sus habitantes, los mejores paisajes, y por disponer en sus playas de arenas blancas y finas. Es objetivo de este texto informar a profesionales del Turismo, agentes de viajes, estudiosos de la naturaleza y personas interesadas en la modalidad del turismo ecológico, sobre las potencialidades que en este sentido posee el verde Caimán.
Lo anterior se pone de manifiesto con especial énfasis, entre muchas otras regiones, en las cayerías del archipiélago Sabana-Camagüey, al norte de la isla, lo que permite satisfacer «todas las necesidades económicas, sociales y estéticas», y a la vez respetar «la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas de soporte de la vida».[2]
Los excursionistas abogan por el turismo de la ínsula precisamente por la belleza de sus playas, el cuidado del medio ambiente y la amabilidad de su población, pero es mucho más, es un destino heterogéneo y singular del Caribe, único y diverso, con una propuesta muy variada. Ofrece, además, un patrimonio casi único en la región, reflejado en las primeras ocho villas fundacionales, que preservan su arquitectura original.
La Mayor de las Antillas es el tercer destino turístico del Caribe, a partir de una estrategia destinada a convertir a la industria sin chimeneas en una de las tres más importantes fuentes de ingreso de divisas al país, con entradas cada año ascendentes a 2 000 millones de dólares.
Especial atención se presta a la protección del medio ambiente a través del proyecto científico del archipiélago Sabana-Camagüey, iniciado en 1993, cofinanciado por el Fondo Mundial de Medio Ambiente, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y el gobierno cubano.
Solo en la provincia de Villa Clara, existen más de dos mil setecientas habitaciones en seis instalaciones hoteleras, localizadas en los islotes de Ensenachos, Las Brujas y Santa María. Esa área está unida a tierra firme por un pedraplén que no obvió el cuidado del entorno, y que obtuvo el Premio Iberoamericano Puente de Alcántara.
El proyecto, también conocido como Jardines del Rey, abarca una superficie de 75 mil kilómetros cuadrados, que comprende cinco provincias del centro de la isla, circunscrita en la plataforma marina poco profunda y más de dos mil 500 cayos, en los que se conserva una gran biodiversidad con especies endémicas y migratorias.
La industria cubana del ocio, junto a las opciones de la cayería del norte y del sur, suma nuevas modalidades que permiten ofrecer un Turismo Ecológico, para lo que cuenta con ocho hoteles para un servicio de excelencia y personificado en las provincias de Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Santiago de Cuba, pertenecientes al grupo Cubanacan.
La industria sin humo en Cuba se propone avanzar, pero cumpliendo los principios de la Organización Mundial del Turismo (OMT) que definen al turismo sustentable: los recursos naturales y culturales se conservan para su uso continuado en el futuro, al tiempo que reportan beneficios; el desarrollo turístico se planifica y gestiona de forma que no cause serios problemas ambientales o socioculturales; la calidad ambiental se mantiene y mejora; se procura mantener un elevado nivel de satisfacción de los visitantes y el destino retiene su prestigio y potencial comercial y los beneficios del turismo se reparten ampliamente entre toda la sociedad.
El modelo sostenible en la esfera turística es una herramienta estratégica de desarrollo económico. Precisamente, el Programa Nacional de Desarrollo del Turismo en Cuba[3] tiene como premisa fundamental compatibilizar el desarrollo turístico con la conservación y uso sostenible de los recursos existentes en cada destino. Responde a un detallado ordenamiento territorial para cada polo turístico y establece los lineamientos de protección ambiental, dando prioridad al proceso de Evaluación de Impacto Ambiental de proyectos de desarrollo turístico.
Al respecto, la Estrategia Ambiental Nacional presentada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (1997: 38-54) plantea los instrumentos para su implementación.
Pero una industria sin un programa de desarrollo está condenada al fracaso; por tal razón cada año se erigen nuevas instalaciones en los principales polos turísticos del país. Se enfatiza en un proyecto que se extiende a cayos vírgenes del norte de Cuba y se insiste en las aspiraciones de convertir a la Bahía de La Habana en un puerto turístico. También se fomentarán inversiones en otras regiones con potencialidades aún sin explotar.
De igual forma se construyen nuevos hoteles en Varadero (Matanzas), Guardalavaca (Holguín); Cayo Coco ( norte de Ciego de Ávila), y en Trinidad (Sancti Spíritus). Se recuperan otros en La Habana Vieja y continúa el remozamiento del Malecón habanero y de otras obras en la Avenida del Puerto. Concluida está ya la primera fase de recuperación de la Ciénaga de Zapata, en la provincia de Matanzas; y se restauran instalaciones en el Valle de los Ingenios, en Trinidad, entre otras acciones constructivas.
Por sus características geográficas, la radiación solar que se recibe y las particularidades de la circulación atmosférica, en Cuba es predominante un clima cálido tropical, temporalmente húmedo y con influencia marítima.
Notas
[1] Eduardo Saborit Pérez. Destacado guitarrista y compositor cubano, incursionó en temas como el Triunfo de la Revolución Cubana, la Campaña de Alfabetización, la lucha contra bandidos, la fundación de organizaciones en defensa de la Patria, entre otros aspectos, lo que de manera magistral dejó plasmado en su obra artístico musical.
[2] Turismo sostenible: http://es.wikipedia.org/wiki/Turismo_sostenible
[3] González Herrera, Manuel: Política turística para el desarrollo sostenible del turismo cultural / San Juan de los Remedios, Cuba.
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