Los Arabos, Matanzas: ¿ORO QUE BRILLABA?
Publicado: febrero 10, 2012 Archivado en: Crónicas de Los Arabos 10 comentariosPor Delfina Mosquera Morales
Este pueblo es un hueco. Está olvidado y por eso, preferí irme lejos. Jorge Hernández se fue también, y Adrián Rodríguez y Ayda, y Paulina, y tantos otros.
Mercedes, Adelaida y Fernando se quedaron ¿Y por qué se quedarían?
Cuando regresé de visita, uno de esos días de la vida, el ir y venir de las personas parecía mágico. Alberto me abrazó emocionado. Rosita no paraba repreguntar. Leonor agradeció un presente y Alberto quiso saber de su cuñada, la hermana de Leonor.
Una sensación extraña me invadía. Sin saber de nada los días se evaporaron. Y el año pasado, ¿hay el año pasado con esas fotos? ¿Hay Dios, la esquina de mi casa, mi primo Rafaelito, el vecindario cerca…? Hay, hay, el corazón oprimido, esta soledad.. ¿Y por qué allá era diferente? Debe ser alguna cuerda suelta.
Era oro trasluz, de brillo apasionante, rosado tierno, ¡una tajada de melón! Ahora es como el color de los diamantes. Todo depende del lado que lo mires. Ya no brilla tanto. Estaba llegando al cielo, ahora, el lucero que parecía más lejano, casi toca la tierra. Buscando al idilio encontré de todo, lo nunca imaginado, menos, lo que más necesitaba.
Brilla el sol sobre el agua, y no es oro, brilla el cristal salino y no es oro. Brillan tantas cosas que no tienen nada de parecido con el metal que deshizo vidas.
Tal vez haya yo tenido oro verdadero en mis manos, manos que convertí en abanico, para dispersar todo lo que tenía, ¡Total!
Me fui. Quince largos años de ausencia, y es como si todo se hubiese transfigurado, a través de un cristal de plástico. ¡No se nada! Solo se que anhelo regresar el tiempo. Volverme a encontrar con mi gente, cambiar el auto lujoso por aquella Carahata en que viajaba hasta Zorrilla, las vías repletas de gente loca, por la paz de las calles con polvo y la gente que sabe a donde va y de donde viene.
Quiero llevar puesto de nuevo el traje de mecánico, el casco azul, sentir el olor a guarapo que nace del azúcar. Y esos platanitos maduros, y acariciar mi vieja, porque ella solo entiende ese lenguaje.
La paz es mi gente, mi pueblo con sus estrellas y las espinas, las fábricas de dulce, el guajiro en el campo. La paz, tiene el color de la libertad que respiro en el parque de mi pueblo, donde se sientan los viejos, los enamorados, los estudiantes, la tabla de dominó de las tardes de domingo, la sencillez de la gente, y la novia bonita.
Mi pueblo crece, y aunque estemos a más de doscientos kilómetros de La Habana, tenemos lo que tienen los habaneros: mezcla de blanco y negro, de amarillo y rojo, azul y verde. Hoy se que mi pueblo brilla y es oro, y que tiene muchos luceros con cascos o sombreros, o libros. Es pequeño si, pero el hijo del arriero ya no quiere trabajar la tierra. Encontró un puñado de estrellas, y tal vez como yo las deje dispersarse en el viento. ¿Cuándo aprenderemos?
¿Y por qué guardo silencio? Nada tengo que ocultar. Somos mortales.
Es mi pueblo sin costas y sin mares, con tierras fértiles y negras para sacarle los frutos, con boniato, malanga, piña, dulce de guayaba y caña de azúcar, orgulloso de sus edificios y el puente elevado, a doscientos metros de la entrada principal.
Es mi remanso con nombre de árbol, fomentado en los alrededores del ferrocarril allá por el siglo XIX, luego de que la Macagua fuera incendiada, a finales de mil ochocientos.
Solo se que allí es donde quiero estar, en donde el sol alumbra para todos, y la luna refresca las noches en que los jóvenes forman sus jolgorios, sin armas y sin drogas, en donde mis hijos se hagan hombres sin lujos y sin arrogancias.
Quiero emprender el viaje de regreso, esta vez definitivo, y gritar a viva voz mis infortunios del viaje anterior. Darme palmadas en el pecho y repetir ESTO ES LO MIO, este es mi pueblo, el hueco solo estaba, en la fantasía de mi ignorancia.
–Ya llegué. Estoy en LOS ARABOS, Matanzas, respiro el aire puro, es la paz misma.
Delfi mi amiga felicidades por esta crónica que nos hace reflexionar. Un abrazo.
Buen trabajo, amiga, algo para pensar. Magnífico.
Me parece muy bonita y una singular manera de decirnos cosas para pensar
Es una verdadera invitación a conocer «Los arabos»
Un poblado muy interesante de la provincia de Matanzas.
Sra Delfina :
Gracias por las cosas tan bellas que dice , una verdadera lode a Los Arabos graciassssss le agradezco .
Escribo desde Italia ,nada por caso buscando informaciòn noticias llegue a este blog , me ha hecho llorar …………….. es lo que siento cada ano cuando voy a LOS ARABOS . Tengo 31 anos ,llevo 11 viviendo en el exterior(italia) ,pero la tierra es la tierra y se lleva siempre en el corazon. Como dice el dicho : UNO NO SABE LO QUE TIENE ,HASTA QUE LO PIERDE!!!
GRACIAS YOHANDRA DIAZ ALFONSO .
Yohandra
Muchas gracias por tus palabras, es la realidad que me han contado muchas personas de mi pueblo, radicadas en diferentes países.
es una buena ocasion de conocer mas de los arobos y esas personas linda gue viven en ese pueblo yeno de historia y un reconocimiento a mi gran amiga delfina por su gran amor y su tiempo para gue conoscamos mas de su puedo les deseo mucho exito en su trabajo y su vida
Gracias Jorge, es apenas un intento de dar a conocer la realidad de mi pueblo, que distante de la capital en la geografía cubana, inspira el amor de quienes han emigrado hacia otras tierras, o simplemente, o de quienes de paso por este paraje,le han llevado en el corazón.
Es además el resultado del estímulo de mi gran amigo Lázaro David Najarro, quien gentilmente me ha incitado a escribir, y ha facilitado su blog para publicar.