Baracoa: una ciudad de canto y belleza
Publicado: diciembre 4, 2011 | Autor: Lázaro David Najarro Pujol | Archivado en: Las primeras villas cubanas | Tags: Altos de Cotilla, Baracoa, Ciudad Paraíso de Cuba, Ciudad Primada, Cristóbal Colón, Cuba, cubano, escritora cubana Dora Alonso, Guantánamo, la Farola, Yunque |13 comentariosQuien viaje o viva en Cuba y no conozca Baracoa (Guantánamo), la Ciudad Primada de la ínsula, ha perdido la posibilidad única de enriquecer la descripción con recuerdos que el tiempo no ha podido borrar.
Conocer a la también Ciudad Paraíso de Cuba, en el extremo más oriental de la isla, es como escalar al cielo, encontrarse con el sol y protagonizar una aventura a través de una zigzagueante carretera entre montañas. Me refiero en específico a la Farola, construida en la década del 60 del pasado siglo e insignia de la comarca, cuyo aislamiento debido a problemas viales inspiraron la canción que reza: «A Baracoa yo me voy aunque no haya carretera». Dicho aislamiento se prolongó durante siglos hasta que en el año 1964, con el Gobierno Revolucionario, se erigió la colosal carretera, que complementa los paisajes exóticos de la zona.
En la Farola se puede constatar que no por gusto está entre las siete maravillas de la ingeniería civil cubana del siglo pasado y prodigio del esfuerzo humano, con 11 puentes colgantes y el punto más selecto en Altos de Cotilla, a más de 600 metros sobre el nivel del mar, que a decir de la escritora cubana Dora Alonso, se “envuelve en helechos entre lujos de manantiales, frente a un paisaje indescriptible”.
Pero ahora, se puede viajar con toda seguridad a la capital de la arqueología cubana, o Ciudad de las Lluvias, un sitio casi único en el hemisferio occidental, no solo por los atractivos turísticos sino también por su alto valor histórico, cultural y arquitectónico que ejercen una atracción especial.
Es obligado mencionar la famosa Cruz de La Parra (de las 29 dejadas en toda la América hispana por el navegante genovés Cristóbal Colón), reliquia del patrimonio de la humanidad erigida por los españoles durante el primer viaje a América (asentada allí por el mismísimo Almirante el sábado 1 de diciembre de 1492). Es una cruz fabricada con maderas preciosas de los bosques de esta región. Me cuentan que la Cruz de la Parra fue utilizada por Fray Bartolomé de Las Casas para oficiar las misas. “Asentó una cruz grande a la entrada de aquel puerto, que creo llamó Puerto Santo, sobre una pequeñas vivas…” [1]
Lo comprobable es que está allí desafiando el paso inexorable del tiempo. “Se llama Cruz de la Parra porque al encontrarla los primeros moradores estaba ceñida por un bejuco de parra silvestre, que en su vegetación la arrancó del suelo, en donde había sido plantada, elevándola algunas ramas…” [2]
La gente, el poblado y las tradiciones
Previamente al recorrido se consultaron varios textos sobre la antigua Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, fue fundada entre 1511 y 1512 por el Diego Velázquez (los arqueólogos afirman que fue el 15 de agosto de 1511), y tuvo la primacía de haberse convertido en la primera capital y primer obispado de la isla, por su proximidad a la isla de La Española. Actualmente es un municipio con una población de 81 615 habitantes, de los cuales el 51,5 por ciento vive en la zona urbana.
El nombre de Baracoa (en 1518 recibió el título de ciudad, aunque, el escudo correspondiente, no le fue conferido hasta algo más de tres centurias), tiene su origen en una expresión de los aborígenes de la zona, que representa existencia del mar; otros aseguran que significa tierra alta. Las dos denominaciones están armoniosamente relacionadas, porque Baracoa es una tierra alta con la presencia del mar. Desde lo más alto de la ciudad el visitante queda desvanecido, en el sentido positivo de la palabra, al observar aquel pedazo de mar rodeado de colinas.
El bolsón de la bahía del Porto Santo guarda centenarios secretos, escondidos en los restos de galeones y naves que yacen en su fondo marino. Allí echaron anclas “La Niña” y la “Santa María”, el 27 de noviembre de 1492.
El paisaje es sorprendente no solo por su bahía en forma de gran laguna o de herradura entre montañas, sino también por una pintoresca elevación aplanada de forma rectangular de 575 metros de altura, conocida como el Yunque de Baracoa, Monumento Nacional, por su semejanza con esa pieza utilizada por los herreros para su agotadora faena.
El Almirante Cristóbal Colón escribió en su Diario con fecha 27 de Noviembre de 1492: “…y al cabo de ella de la parte Sueste un cabo en el cual hay una montaña alta y cuadrada que parecía isla”. [3]
Asimismo el científico cubano Antonio Núñez Jiménez dijo que “…tiene su nombre bien aprobado, pues semeja un enorme yunque de paredones verticales y cima aplanada…” [4]
También los poetas se inspiraron en esa belleza natural: entre ellos Juan José Guilarte Gómez:
Yunque
Navegante solitario, / que te empinas al fondo/ de la bahía. / Verde sitial/ que en una india cinceló / en tu pecho bravo, / el naufragio de su piel. / Peñasco de amor/ donde cantó el cimarrón/ sus poemas al ritmo/ de tambor. [5]
Se observa una comarca, cubierta de tupido follaje y besada por los vientos Alisios del norte; es un sitio de pasión y de leyendas. Es una ciudad inmensamente bella prodigada por su naturaleza, y sus aguas profundas y cristalinas de los ocho ríos de abundantes arterias fluviales que confluyen y fertilizan las tierras, entre ellos el Toa, uno de los ríos más caudalosos de Cuba (con 120 kilómetros de extensión). Se suman el Yumurí, el Duaba, el Miel, el Macaguanigua, y el Quiviján. Todos, de agua clarísimas y pura.
Completan ese paraíso natural y virgen de la Ciudad de las Aguas, las numerosas cascadas, principalmente El Saltadero, con 17 metros de altura.
Los habitantes de la ciudad hablan con orgullo de este paraje, de uno de sus históricos ríos, el Duaba, testigo del desembarco, en 1895, del Mayor General Antonio Maceo y Grajales para incorporarse a la Guerra de Independencia.
Los baracoesos son personas sencillas, hospitalarias y defensoras de sus raíces indígenas… Es muy común encontrarse en la villa descendientes de los pueblos originarios del Archipiélago Cubano: nariz afilada, pelo lacio, piel oscura y estatura pequeña, propio de los rasgo de los indios taínos.
El trovador y compositor cubano Sindo Garay y Garcia dedicó a la mujer de la comarca una bella melodía que en sus primeras estrofas expresa: Ella guarda en el alma/ un inmenso tesoro, / ni más dulce que ella/ es el agua del Toa. / La cacique más pura/ de las verdes montañas/ de Baracoa…/
Están muy arraigadas las costumbres de los pobladores de antaño. Mantienen cosechas y producciones indígenas mediante el cacao. En Baracoa se produce el mejor chocolate del país. Además, el autóctono Cucurucho, exquisito dulce típico de la región que surge de la mezcla de agua de coco con miel de abejas, frutas y azúcar.
No puede faltar el Bacán (que ha pasado de generación en generación), una comida típica confeccionada con cocos secos, plátanos verdes, especies de distintos tipos y carne de cerdo, res o pollo.
Quien viva o venga a Cuba y no visite Baracoa, la Ciudad Primada de la ínsula, es como perderse la posibilidad única de enriquecer la descripción con recuerdos que el tiempo no pudo borrar.
Es reconfortable observar en la centenaria villa importantes sitios arqueológicos indígenas, una fauna y flora perfecta y una rica tradición cultural e histórica.
Están intactas, al inexorable paso de los años, numerosas edificaciones engrandecidas con piedra de cantería, como las fortalezas coloniales de El Castillo y La Punta, y los torreones de Joa, el Cementerio…
Portentosa es la Parroquia Nuestra señora de la Asunción de Baracoa, en la que está a la vista de los visitantes la mencionada Santa Cruz de la Parra, la más antigua reliquia histórico-religiosa del encuentro de las dos culturas en el Nuevo Mundo.
Espléndidos son de igual forma: el Parque Nacional Alejandro de Humboldt., el Paso de los Alemanes, el abra del río Yumurí, las bahías de Boma y de Mata, y el centro histórico en su conjunto, declarado Monumento Nacional.
Quien viva o viaje a Cuba y no visite Baracoa tendrá una deuda perpetua con la Villa, de bahía fascinante, de enorme extensión de naturaleza virgen, al igual que hermosas playas como Maguana, Miel, Cayo Santo o Duaba.
Mucha razón tuvo la escritora cubana Dora Alonso al evocar a la Ciudad Paraíso: Aquí, les digo a quienes no la han visto, están el canto y la belleza.”
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Notas:
[1] Diario de Colón. Edición facsímil, publicada por Carlos Sanz. Gráficas Yaguas. Madrid, 1977. Folio 28
[2] Noticias Históricas dela Parroquiade Baracoa. Archivo Eclesiástico dela Iglesia ParroquialNuestra Señora dela Asunción, Folio No 4.
[3] Baracoa, Ciudad Primada de Cuba: Alejandro Hartmann Matos. Ediciones Tibaracón, Comité Municipal dela UNEAC, 1999.
[4] Diario de Colón. Edición facsímil, publicada por Carlos Sanz. Gráficas Yaguas. Madrid, 1977. Folio 28
[5] Juan José Guilarte Gómez: Yunque en revista Maguana Año 3, No. 10. oct-diciembre 1980, p. 24.
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13 comentarios on “Baracoa: una ciudad de canto y belleza”
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Un viaje perfecto por Baracoa, a traves de su cultura, historia, geografia, que nos incita a recorrerla y andar sus calles, admirar su paisaje, y envolvernos con su misticismo
Baracoa,en verdad es un paraiso,una belleza que todo el cubano y el turista debe de ser de obligatoria visita.
Cuando visité en 2011 la villa de Baracoa se cumplió amiga Virginia, uno de mis sueños: recorrer sus calles y respirar el aire puro de su mar.
Baracoa,es hermosa desde que comienzas a admirar su fauna y flora por toda la Farola,carretera que impresiona pero más que todo se admira por su construcción y belleza en todo su entorno;luego llegas a una ciudad donde su gente es tan hospitalaria que te dan ganas de volver una y otra vez y se añades a esto sus rios sus playas en verdad que no te vas de mi bella Baracoa,no vivo precisamente allí,pero me siento muy orgullosa de que este en mi provincia,por eso amigos mios cubanos o no,los invito a que sea una visita obligada.
Tienes razón Daulema, es un sitio casi único en la geografía caribeña…En la próxima Feria Internacional del Libro, Cuba 2012, estará presente un libro sobre las villas fundacionales cubanas, titulado Reina de las Antillas: Una excursión por el tiempo. El primr capitulo está dedicado a Baracoa.
http://www.amazon.com/Reina-las-Antillas-excursi%C3%B3n-Spanish/dp/0615590268
Baracoa es eso: una tierra de ensueños. Nadie puede conocerla y no amarla. Todo baracoeso que se precie de serlo agradece entregas periodísticas como esta, que tan bien ensalzan el sano orgullo de pertenencia de sus hijos.
Una ciudad mágica…Quedé muy encantado con esa villa.
Gracias Najarro, un buen viaje entre la huellas de esta ciudad, sus tradiciones y su gente. Bonitas las fotos! Abrazo y comparto in Facebook
Es un sitio de maravilla que usted deberia conocer….
Esta reseña de Baracoa forma parte del libro: Reina de las antillas: una excursión por el tiempo.
http://www.amazon.com/Reina-las-Antillas-excursi%C3%B3n-Spanish/dp/0615590268
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